A la hora de conseguir la concentración mental, los orientales afirman que el cuerpo debe estar relajado y la mente en blanco total. Esto muchas veces puede ser difícil de lograr, debido al hecho de que normalmente los quehaceres cotidianos, el trabajo y las circunstancias actuales de existencia nos mantienen constantemente inmersos dentro de un micromundo reinado por las preocupaciones y los sinsabores de una vida monótona llena de inconvenientes.
Así, el Tai Chi se especializa, en este sentido, en una relajación basada en la expresión de la fuerza “Yin” para los movimientos orientados a un fin, que se coordinan de manera conjunta en el cuerpo y que no están subordinados a ningún tipo de tensiones inhibitorias.
La respiración debe ser profunda, relajada y fluir de manera natural, ya que a través de una respiración abdominal, la frecuencia respiratoria es notoriamente más baja que en la respiración toráxica que usualmente empleamos.
Los expertos explican que, para su efectividad, los movimientos del Tai Chi Chuan deben ser conscientes y atentos. Se menciona el hecho de erguir la cabeza de manera relajada, mantener el pecho atrás y enderezar la espalda, distribuir el peso correctamente y mantener la armonía entre el interior y el exterior.
En los diferentes estilos y escuelas se practican ejercicios básicos tales como movimientos individuales, ejercicios de postura y de respiración, así como de meditación. Estos sirven al aprendizaje de los principios del Taijiquan, para soltar las articulaciones, relajar el cuerpo entero y modificar poco a poco la postura de manera de evitar sobrecargas inconvenientes de las articulaciones.
Un ejercicio que no implica fuerza ni competencia con el otro, y que pone al cuerpo a tono con el interior.